


Monomarentalidad en Canarias: por qué los servicios comunitarios son una necesidad, no un complemento
¿Sabías que Canarias es una de las regiones con mayor número de hogares monomarentales de todo el Estado?
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Canarias presenta uno de los porcentajes más altos de hogares encabezados por mujeres solas con hijos o hijas a cargo. Una realidad silenciosa que, lejos de ser una excepción, define el día a día de muchas familias en las islas.
Cuidar sola: el doble de decisiones, el doble de tareas
Las madres que crían solas asumen la carga total de los cuidados, la organización doméstica, el trabajo (cuando lo hay), la toma de decisiones y la contención emocional. Y lo hacen muchas veces con escasos apoyos públicos o comunitarios.
Esto significa que servicios como:
Campamentos escolares.
Talleres de verano.
Actividades extraescolares.
Redes de conciliación.
no son un “plus” ni una ayuda ocasional. Son una infraestructura esencial que permite que la vida funcione.
Del ocio a la sostenibilidad familiar
Cuando hablamos de programas de verano o apoyo educativo, no estamos hablando solo de ocio. Estamos hablando de:
Permanencia escolar.
Redes de apoyo afectivo.
Tiempo protegido para que las madres trabajen, estudien o simplemente descansen.
Equidad entre quienes pueden pagar cuidados privados y quienes dependen de lo público.
En este contexto, la ausencia o precariedad de estos servicios tiene un impacto directo en el bienestar infantil, en la salud mental de las madres y en la reproducción de las desigualdades.
Redistribuir los cuidados es garantizar derechos
Impulsar servicios accesibles, bien diseñados y adaptados al contexto social no es un gasto: es una inversión estructural en justicia social y bienestar colectivo.
Porque cuando cuidamos a quienes más cuidan, garantizamos la equidad desde la base.
Monomarentalidad en Canarias: por qué los servicios comunitarios son una necesidad, no un complemento
¿Sabías que Canarias es una de las regiones con mayor número de hogares monomarentales de todo el Estado?
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Canarias presenta uno de los porcentajes más altos de hogares encabezados por mujeres solas con hijos o hijas a cargo. Una realidad silenciosa que, lejos de ser una excepción, define el día a día de muchas familias en las islas.
Cuidar sola: el doble de decisiones, el doble de tareas
Las madres que crían solas asumen la carga total de los cuidados, la organización doméstica, el trabajo (cuando lo hay), la toma de decisiones y la contención emocional. Y lo hacen muchas veces con escasos apoyos públicos o comunitarios.
Esto significa que servicios como:
Campamentos escolares.
Talleres de verano.
Actividades extraescolares.
Redes de conciliación.
no son un “plus” ni una ayuda ocasional. Son una infraestructura esencial que permite que la vida funcione.
Del ocio a la sostenibilidad familiar
Cuando hablamos de programas de verano o apoyo educativo, no estamos hablando solo de ocio. Estamos hablando de:
Permanencia escolar.
Redes de apoyo afectivo.
Tiempo protegido para que las madres trabajen, estudien o simplemente descansen.
Equidad entre quienes pueden pagar cuidados privados y quienes dependen de lo público.
En este contexto, la ausencia o precariedad de estos servicios tiene un impacto directo en el bienestar infantil, en la salud mental de las madres y en la reproducción de las desigualdades.
Redistribuir los cuidados es garantizar derechos
Impulsar servicios accesibles, bien diseñados y adaptados al contexto social no es un gasto: es una inversión estructural en justicia social y bienestar colectivo.
Porque cuando cuidamos a quienes más cuidan, garantizamos la equidad desde la base.
Monomarentalidad en Canarias: por qué los servicios comunitarios son una necesidad, no un complemento
¿Sabías que Canarias es una de las regiones con mayor número de hogares monomarentales de todo el Estado?
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Canarias presenta uno de los porcentajes más altos de hogares encabezados por mujeres solas con hijos o hijas a cargo. Una realidad silenciosa que, lejos de ser una excepción, define el día a día de muchas familias en las islas.
Cuidar sola: el doble de decisiones, el doble de tareas
Las madres que crían solas asumen la carga total de los cuidados, la organización doméstica, el trabajo (cuando lo hay), la toma de decisiones y la contención emocional. Y lo hacen muchas veces con escasos apoyos públicos o comunitarios.
Esto significa que servicios como:
Campamentos escolares.
Talleres de verano.
Actividades extraescolares.
Redes de conciliación.
no son un “plus” ni una ayuda ocasional. Son una infraestructura esencial que permite que la vida funcione.
Del ocio a la sostenibilidad familiar
Cuando hablamos de programas de verano o apoyo educativo, no estamos hablando solo de ocio. Estamos hablando de:
Permanencia escolar.
Redes de apoyo afectivo.
Tiempo protegido para que las madres trabajen, estudien o simplemente descansen.
Equidad entre quienes pueden pagar cuidados privados y quienes dependen de lo público.
En este contexto, la ausencia o precariedad de estos servicios tiene un impacto directo en el bienestar infantil, en la salud mental de las madres y en la reproducción de las desigualdades.
Redistribuir los cuidados es garantizar derechos
Impulsar servicios accesibles, bien diseñados y adaptados al contexto social no es un gasto: es una inversión estructural en justicia social y bienestar colectivo.
Porque cuando cuidamos a quienes más cuidan, garantizamos la equidad desde la base.