


Canarias envejece. Al igual que el resto del país, el archipiélago avanza hacia una estructura poblacional donde las personas mayores representan un porcentaje creciente. Según los últimos datos del ISTAC, más del 20% de la población tiene 65 años o más, una cifra que irá en aumento en las próximas décadas.
Pero más allá del dato demográfico, el verdadero desafío no está en el envejecimiento en sí, sino en cómo estamos preparados como sociedad para afrontarlo. ¿Qué lugar ocupan hoy las personas mayores en la vida social, cultural y comunitaria? ¿Estamos ofreciendo espacios reales de participación y bienestar?
Frente a una narrativa que históricamente ha vinculado la vejez con la pasividad o la dependencia, en Canarias empiezan a consolidarse iniciativas que ponen en valor la autonomía, la salud y el derecho a seguir formando parte de la vida activa.
Un modelo de envejecimiento activo que se construye desde lo local
En el archipiélago, diversas iniciativas están reconfigurando el modo en que las personas mayores viven y participan en sus entornos. Se trata de programas locales, públicos y privados, que no solo responden a una necesidad urgente, sino que también ofrecen una visión renovada del papel de este colectivo.
Actividad física adaptada: mucho más que moverse
En la Ciudad Deportiva Gran Canaria, los programas dirigidos a mayores incluyen gimnasia de mantenimiento, natación terapéutica y yoga adaptado, con una acogida creciente. Estas propuestas permiten mejorar la salud física, sí, pero también la emocional: suponen un espacio de encuentro, conversación y ruptura del aislamiento.
👉 Consulta la oferta deportiva para mayores
Educación para adultos: aprender no tiene fecha de caducidad
El Gobierno de Canarias, a través de los Centros de Educación de Personas Adultas (CEPA), mantiene una red estable de formación continua. Se imparten desde clases de alfabetización y secundaria hasta talleres de competencias digitales, fundamentales en un momento en que pedir una cita médica o acceder a un servicio pasa, inevitablemente, por saber manejar un dispositivo electrónico.
👉 Más información sobre formación para adultos
Turismo y ocio activo: derribando estereotipos
La vejez también puede —y debe— ser una etapa para el disfrute. Iniciativas como las de Canco Gran Canaria apuestan por excursiones pensadas específicamente para personas mayores, con rutas accesibles, paseos en barco y visitas culturales. Lejos de los clichés, se trata de propuestas que promueven el contacto con la naturaleza, la movilidad y el turismo inclusivo.
👉 Ver excursiones para mayores en Gran Canaria
Cultura y participación: nuevos espacios, nuevas narrativas
La cultura también tiene un papel clave en el envejecimiento activo. Un ejemplo reciente es la apertura de la sede de Zukoabega Producciones en Tenerife, un espacio pensado para la creación, la formación y el encuentro, con aulas adaptadas y un enfoque intergeneracional. Aquí, los adultos mayores pueden seguir vinculados a lo artístico, lo narrativo y lo audiovisual desde una perspectiva participativa.
👉 Lee la noticia sobre la nueva sede cultural
Lo que falta: de la buena voluntad a una política de Estado
Aunque los ejemplos anteriores demuestran que en Canarias se están dando pasos importantes hacia un envejecimiento más activo e inclusivo, no podemos dejar de señalar las carencias estructurales que aún persisten:
Falta de financiación estable para los programas sociocomunitarios.
Desigualdad territorial: no todas las islas o municipios cuentan con la misma oferta.
Carencia de espacios accesibles, especialmente en zonas rurales.
Necesidad urgente de formación especializada en atención gerontológica y dinamización comunitaria.
El reto, entonces, no es solo sostener lo que ya se hace bien, sino escalarlo. Transformar estas buenas prácticas en políticas integradas, con enfoque intergeneracional, accesibilidad universal y sostenibilidad a largo plazo.
Conclusión: envejecer no es desaparecer, es seguir estando
Una sociedad que se toma en serio el envejecimiento de su población no solo adapta infraestructuras, sino que también cambia mentalidades. Las personas mayores no son un problema a gestionar, sino una parte activa y valiosa de la comunidad.
En Canarias, tenemos el contexto ideal: clima, redes sociales cercanas, tradición comunitaria. Pero el verdadero potencial está en cómo convertimos esos elementos en herramientas de inclusión real.
Porque el envejecimiento activo no puede seguir siendo un eslogan. Debe ser una prioridad. Una inversión. Un derecho.
Canarias envejece. Al igual que el resto del país, el archipiélago avanza hacia una estructura poblacional donde las personas mayores representan un porcentaje creciente. Según los últimos datos del ISTAC, más del 20% de la población tiene 65 años o más, una cifra que irá en aumento en las próximas décadas.
Pero más allá del dato demográfico, el verdadero desafío no está en el envejecimiento en sí, sino en cómo estamos preparados como sociedad para afrontarlo. ¿Qué lugar ocupan hoy las personas mayores en la vida social, cultural y comunitaria? ¿Estamos ofreciendo espacios reales de participación y bienestar?
Frente a una narrativa que históricamente ha vinculado la vejez con la pasividad o la dependencia, en Canarias empiezan a consolidarse iniciativas que ponen en valor la autonomía, la salud y el derecho a seguir formando parte de la vida activa.
Un modelo de envejecimiento activo que se construye desde lo local
En el archipiélago, diversas iniciativas están reconfigurando el modo en que las personas mayores viven y participan en sus entornos. Se trata de programas locales, públicos y privados, que no solo responden a una necesidad urgente, sino que también ofrecen una visión renovada del papel de este colectivo.
Actividad física adaptada: mucho más que moverse
En la Ciudad Deportiva Gran Canaria, los programas dirigidos a mayores incluyen gimnasia de mantenimiento, natación terapéutica y yoga adaptado, con una acogida creciente. Estas propuestas permiten mejorar la salud física, sí, pero también la emocional: suponen un espacio de encuentro, conversación y ruptura del aislamiento.
👉 Consulta la oferta deportiva para mayores
Educación para adultos: aprender no tiene fecha de caducidad
El Gobierno de Canarias, a través de los Centros de Educación de Personas Adultas (CEPA), mantiene una red estable de formación continua. Se imparten desde clases de alfabetización y secundaria hasta talleres de competencias digitales, fundamentales en un momento en que pedir una cita médica o acceder a un servicio pasa, inevitablemente, por saber manejar un dispositivo electrónico.
👉 Más información sobre formación para adultos
Turismo y ocio activo: derribando estereotipos
La vejez también puede —y debe— ser una etapa para el disfrute. Iniciativas como las de Canco Gran Canaria apuestan por excursiones pensadas específicamente para personas mayores, con rutas accesibles, paseos en barco y visitas culturales. Lejos de los clichés, se trata de propuestas que promueven el contacto con la naturaleza, la movilidad y el turismo inclusivo.
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Cultura y participación: nuevos espacios, nuevas narrativas
La cultura también tiene un papel clave en el envejecimiento activo. Un ejemplo reciente es la apertura de la sede de Zukoabega Producciones en Tenerife, un espacio pensado para la creación, la formación y el encuentro, con aulas adaptadas y un enfoque intergeneracional. Aquí, los adultos mayores pueden seguir vinculados a lo artístico, lo narrativo y lo audiovisual desde una perspectiva participativa.
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Lo que falta: de la buena voluntad a una política de Estado
Aunque los ejemplos anteriores demuestran que en Canarias se están dando pasos importantes hacia un envejecimiento más activo e inclusivo, no podemos dejar de señalar las carencias estructurales que aún persisten:
Falta de financiación estable para los programas sociocomunitarios.
Desigualdad territorial: no todas las islas o municipios cuentan con la misma oferta.
Carencia de espacios accesibles, especialmente en zonas rurales.
Necesidad urgente de formación especializada en atención gerontológica y dinamización comunitaria.
El reto, entonces, no es solo sostener lo que ya se hace bien, sino escalarlo. Transformar estas buenas prácticas en políticas integradas, con enfoque intergeneracional, accesibilidad universal y sostenibilidad a largo plazo.
Conclusión: envejecer no es desaparecer, es seguir estando
Una sociedad que se toma en serio el envejecimiento de su población no solo adapta infraestructuras, sino que también cambia mentalidades. Las personas mayores no son un problema a gestionar, sino una parte activa y valiosa de la comunidad.
En Canarias, tenemos el contexto ideal: clima, redes sociales cercanas, tradición comunitaria. Pero el verdadero potencial está en cómo convertimos esos elementos en herramientas de inclusión real.
Porque el envejecimiento activo no puede seguir siendo un eslogan. Debe ser una prioridad. Una inversión. Un derecho.
Canarias envejece. Al igual que el resto del país, el archipiélago avanza hacia una estructura poblacional donde las personas mayores representan un porcentaje creciente. Según los últimos datos del ISTAC, más del 20% de la población tiene 65 años o más, una cifra que irá en aumento en las próximas décadas.
Pero más allá del dato demográfico, el verdadero desafío no está en el envejecimiento en sí, sino en cómo estamos preparados como sociedad para afrontarlo. ¿Qué lugar ocupan hoy las personas mayores en la vida social, cultural y comunitaria? ¿Estamos ofreciendo espacios reales de participación y bienestar?
Frente a una narrativa que históricamente ha vinculado la vejez con la pasividad o la dependencia, en Canarias empiezan a consolidarse iniciativas que ponen en valor la autonomía, la salud y el derecho a seguir formando parte de la vida activa.
Un modelo de envejecimiento activo que se construye desde lo local
En el archipiélago, diversas iniciativas están reconfigurando el modo en que las personas mayores viven y participan en sus entornos. Se trata de programas locales, públicos y privados, que no solo responden a una necesidad urgente, sino que también ofrecen una visión renovada del papel de este colectivo.
Actividad física adaptada: mucho más que moverse
En la Ciudad Deportiva Gran Canaria, los programas dirigidos a mayores incluyen gimnasia de mantenimiento, natación terapéutica y yoga adaptado, con una acogida creciente. Estas propuestas permiten mejorar la salud física, sí, pero también la emocional: suponen un espacio de encuentro, conversación y ruptura del aislamiento.
👉 Consulta la oferta deportiva para mayores
Educación para adultos: aprender no tiene fecha de caducidad
El Gobierno de Canarias, a través de los Centros de Educación de Personas Adultas (CEPA), mantiene una red estable de formación continua. Se imparten desde clases de alfabetización y secundaria hasta talleres de competencias digitales, fundamentales en un momento en que pedir una cita médica o acceder a un servicio pasa, inevitablemente, por saber manejar un dispositivo electrónico.
👉 Más información sobre formación para adultos
Turismo y ocio activo: derribando estereotipos
La vejez también puede —y debe— ser una etapa para el disfrute. Iniciativas como las de Canco Gran Canaria apuestan por excursiones pensadas específicamente para personas mayores, con rutas accesibles, paseos en barco y visitas culturales. Lejos de los clichés, se trata de propuestas que promueven el contacto con la naturaleza, la movilidad y el turismo inclusivo.
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Cultura y participación: nuevos espacios, nuevas narrativas
La cultura también tiene un papel clave en el envejecimiento activo. Un ejemplo reciente es la apertura de la sede de Zukoabega Producciones en Tenerife, un espacio pensado para la creación, la formación y el encuentro, con aulas adaptadas y un enfoque intergeneracional. Aquí, los adultos mayores pueden seguir vinculados a lo artístico, lo narrativo y lo audiovisual desde una perspectiva participativa.
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Lo que falta: de la buena voluntad a una política de Estado
Aunque los ejemplos anteriores demuestran que en Canarias se están dando pasos importantes hacia un envejecimiento más activo e inclusivo, no podemos dejar de señalar las carencias estructurales que aún persisten:
Falta de financiación estable para los programas sociocomunitarios.
Desigualdad territorial: no todas las islas o municipios cuentan con la misma oferta.
Carencia de espacios accesibles, especialmente en zonas rurales.
Necesidad urgente de formación especializada en atención gerontológica y dinamización comunitaria.
El reto, entonces, no es solo sostener lo que ya se hace bien, sino escalarlo. Transformar estas buenas prácticas en políticas integradas, con enfoque intergeneracional, accesibilidad universal y sostenibilidad a largo plazo.
Conclusión: envejecer no es desaparecer, es seguir estando
Una sociedad que se toma en serio el envejecimiento de su población no solo adapta infraestructuras, sino que también cambia mentalidades. Las personas mayores no son un problema a gestionar, sino una parte activa y valiosa de la comunidad.
En Canarias, tenemos el contexto ideal: clima, redes sociales cercanas, tradición comunitaria. Pero el verdadero potencial está en cómo convertimos esos elementos en herramientas de inclusión real.
Porque el envejecimiento activo no puede seguir siendo un eslogan. Debe ser una prioridad. Una inversión. Un derecho.