Campamentos

Campamentos en Canarias: de la tradición a una herramienta educativa clave en verano

Campamentos en Canarias: de la tradición a una herramienta educativa clave en verano

Campamentos en Canarias: de la tradición a una herramienta educativa clave en verano

13 jul 2025

13 jul 2025

13 jul 2025

Los campamentos escolares y actividades de verano en Canarias tienen una historia mucho más profunda de lo que solemos imaginar. Mucho antes de las camisetas serigrafiadas, los menús cerrados o los formularios online, los primeros campamentos nacieron en medianías, bosques y calderas naturales de nuestras islas.

Más de medio siglo atrás, en enclaves como La Caldera de La Orotava o Las Raíces, grupos de educadores, parroquias, asociaciones vecinales y comunidades comprometidas organizaban las primeras colonias escolares. Eran espacios austeros, sin grandes infraestructuras ni conexión digital. Pero sobraban ganas, creatividad y espíritu de comunidad.

Una evolución necesaria: profesionalización y seguridad

Con el paso del tiempo, los campamentos se han transformado. La legislación ha introducido criterios de seguridad, formación específica para monitores, cobertura de seguros, protocolos de inclusión y accesibilidad, así como un enfoque pedagógico más claro. Y aunque todo esto ha sido necesario y positivo, el corazón de estas actividades sigue siendo el mismo: educar desde la convivencia, el descubrimiento y el juego libre.

Hoy en día, los campamentos organizados en Canarias tanto públicos como privados siguen siendo una pieza clave en la educación no formal. Aportan valores como la autonomía, el trabajo en equipo, la empatía y el respeto por la naturaleza. Además, permiten que niños y niñas vivan experiencias inolvidables sin necesidad de salir de su isla.

OCIDE y su compromiso con una infancia activa y diversa

Desde OCIDE, llevamos más de 26 años organizando y gestionando campamentos de verano en distintos municipios de las islas. Diseñamos propuestas adaptadas a cada contexto, siempre con un enfoque inclusivo, lúdico y educativo. Trabajamos codo a codo con ayuntamientos y entidades locales para garantizar una experiencia segura, formativa y divertida.

Nuestros equipos técnicos elaboran programaciones por edades, planes de actividades variadas (deportivas, creativas, medioambientales) y procesos de inscripción accesibles. Todo esto sin perder de vista que un campamento no es solo un recurso de ocio, sino una herramienta social y educativa de primer orden.

El valor del campamento hoy: más necesario que nunca

En una sociedad marcada por la inmediatez, las pantallas y el aislamiento progresivo, ofrecer a la infancia un espacio de contacto con la naturaleza, el cuerpo, los otros y el tiempo real es casi revolucionario.

Los campamentos no solo fomentan el bienestar físico y emocional, también permiten conciliar la vida laboral y familiar durante los meses de verano, lo que los convierte en un recurso esencial para muchas familias.

Además, en territorios como Canarias, con realidades diversas entre islas y municipios, la descentralización de estas actividades permite reducir desigualdades de acceso, garantizando que todos los niños y niñas, vivan donde vivan, tengan la posibilidad de participar.

Los campamentos escolares y actividades de verano en Canarias tienen una historia mucho más profunda de lo que solemos imaginar. Mucho antes de las camisetas serigrafiadas, los menús cerrados o los formularios online, los primeros campamentos nacieron en medianías, bosques y calderas naturales de nuestras islas.

Más de medio siglo atrás, en enclaves como La Caldera de La Orotava o Las Raíces, grupos de educadores, parroquias, asociaciones vecinales y comunidades comprometidas organizaban las primeras colonias escolares. Eran espacios austeros, sin grandes infraestructuras ni conexión digital. Pero sobraban ganas, creatividad y espíritu de comunidad.

Una evolución necesaria: profesionalización y seguridad

Con el paso del tiempo, los campamentos se han transformado. La legislación ha introducido criterios de seguridad, formación específica para monitores, cobertura de seguros, protocolos de inclusión y accesibilidad, así como un enfoque pedagógico más claro. Y aunque todo esto ha sido necesario y positivo, el corazón de estas actividades sigue siendo el mismo: educar desde la convivencia, el descubrimiento y el juego libre.

Hoy en día, los campamentos organizados en Canarias tanto públicos como privados siguen siendo una pieza clave en la educación no formal. Aportan valores como la autonomía, el trabajo en equipo, la empatía y el respeto por la naturaleza. Además, permiten que niños y niñas vivan experiencias inolvidables sin necesidad de salir de su isla.

OCIDE y su compromiso con una infancia activa y diversa

Desde OCIDE, llevamos más de 26 años organizando y gestionando campamentos de verano en distintos municipios de las islas. Diseñamos propuestas adaptadas a cada contexto, siempre con un enfoque inclusivo, lúdico y educativo. Trabajamos codo a codo con ayuntamientos y entidades locales para garantizar una experiencia segura, formativa y divertida.

Nuestros equipos técnicos elaboran programaciones por edades, planes de actividades variadas (deportivas, creativas, medioambientales) y procesos de inscripción accesibles. Todo esto sin perder de vista que un campamento no es solo un recurso de ocio, sino una herramienta social y educativa de primer orden.

El valor del campamento hoy: más necesario que nunca

En una sociedad marcada por la inmediatez, las pantallas y el aislamiento progresivo, ofrecer a la infancia un espacio de contacto con la naturaleza, el cuerpo, los otros y el tiempo real es casi revolucionario.

Los campamentos no solo fomentan el bienestar físico y emocional, también permiten conciliar la vida laboral y familiar durante los meses de verano, lo que los convierte en un recurso esencial para muchas familias.

Además, en territorios como Canarias, con realidades diversas entre islas y municipios, la descentralización de estas actividades permite reducir desigualdades de acceso, garantizando que todos los niños y niñas, vivan donde vivan, tengan la posibilidad de participar.

Los campamentos escolares y actividades de verano en Canarias tienen una historia mucho más profunda de lo que solemos imaginar. Mucho antes de las camisetas serigrafiadas, los menús cerrados o los formularios online, los primeros campamentos nacieron en medianías, bosques y calderas naturales de nuestras islas.

Más de medio siglo atrás, en enclaves como La Caldera de La Orotava o Las Raíces, grupos de educadores, parroquias, asociaciones vecinales y comunidades comprometidas organizaban las primeras colonias escolares. Eran espacios austeros, sin grandes infraestructuras ni conexión digital. Pero sobraban ganas, creatividad y espíritu de comunidad.

Una evolución necesaria: profesionalización y seguridad

Con el paso del tiempo, los campamentos se han transformado. La legislación ha introducido criterios de seguridad, formación específica para monitores, cobertura de seguros, protocolos de inclusión y accesibilidad, así como un enfoque pedagógico más claro. Y aunque todo esto ha sido necesario y positivo, el corazón de estas actividades sigue siendo el mismo: educar desde la convivencia, el descubrimiento y el juego libre.

Hoy en día, los campamentos organizados en Canarias tanto públicos como privados siguen siendo una pieza clave en la educación no formal. Aportan valores como la autonomía, el trabajo en equipo, la empatía y el respeto por la naturaleza. Además, permiten que niños y niñas vivan experiencias inolvidables sin necesidad de salir de su isla.

OCIDE y su compromiso con una infancia activa y diversa

Desde OCIDE, llevamos más de 26 años organizando y gestionando campamentos de verano en distintos municipios de las islas. Diseñamos propuestas adaptadas a cada contexto, siempre con un enfoque inclusivo, lúdico y educativo. Trabajamos codo a codo con ayuntamientos y entidades locales para garantizar una experiencia segura, formativa y divertida.

Nuestros equipos técnicos elaboran programaciones por edades, planes de actividades variadas (deportivas, creativas, medioambientales) y procesos de inscripción accesibles. Todo esto sin perder de vista que un campamento no es solo un recurso de ocio, sino una herramienta social y educativa de primer orden.

El valor del campamento hoy: más necesario que nunca

En una sociedad marcada por la inmediatez, las pantallas y el aislamiento progresivo, ofrecer a la infancia un espacio de contacto con la naturaleza, el cuerpo, los otros y el tiempo real es casi revolucionario.

Los campamentos no solo fomentan el bienestar físico y emocional, también permiten conciliar la vida laboral y familiar durante los meses de verano, lo que los convierte en un recurso esencial para muchas familias.

Además, en territorios como Canarias, con realidades diversas entre islas y municipios, la descentralización de estas actividades permite reducir desigualdades de acceso, garantizando que todos los niños y niñas, vivan donde vivan, tengan la posibilidad de participar.